El artista visual y escritor cubano Sacramento José Acebo Hidalgo hizo pública una carta dirigida a la Asamblea Nacional del Poder Popular en la que reclama la anulación del proceso que enfrentan el joven Kevin Lay Lauredio Rojas y sus padres, los pastores Luis Guillermo Borjas Navarro y Roxana Rojas Betancourt. El juicio del matrimonio evangélico está programado para principios de junio.
Acebo, residente en Las Tunas, describe el caso como un "calvario" y califica la detención de la familia como un acto arbitrario e injustificable, motivado por la mención de la fe cristiana. Asimismo, subraya que se ha tardado "demasiado tiempo en resolver lo obvio" y responsabiliza a quienes no actuaron con prontitud para defender los derechos de Kevin y su familia.
“Para un acto abusivo no existe justificación alguna… sólo un resarcimiento, a la medida del mal causado, resulta una postura honorable", dijo.
A Lauredio Rojas, de 19 años, le pedían tres años de prisión por escapar de una unidad militar. Tras la protesta de sus padres en el juicio, la pena se elevó a cuatro años de privación de libertad. Durante el proceso, los pastores presentaron pruebas médicas que confirmaban los trastornos de personalidad y psicológicos del joven.
La madre de la pastora Roxana, Yolanda Betancourt, relató a Martí Noticias la confrontación en el tribunal, donde el pastor Luis Guillermo Borjas, yerno de Betancourt, cuestionó a la jueza sobre su empatía al tener hijos, advirtiéndole sobre la "justicia divina" si no actuaba correctamente.
Acebo detalla en su carta las graves consecuencias para la familia: el temor de los padres por la frágil salud mental de Kevin, la desestimación "arbitraria e inaudita" de la demanda en el tribunal militar, la hospitalización de la madre (enferma de lupus) y la detención e incomunicación del padre.
Aunque el pastor Luis Guillermo Borjas fue liberado el sábado 24 de mayo, el proceso judicial contra el matrimonio y su hijo continúa.
El escritor instó a las autoridades y a la ciudadanía a examinar el caso desde múltiples ángulos para garantizar una solución justa y evitar situaciones similares en el futuro.
Acebo destaca la condición de salud de Kevin, diagnosticado con ansiedad, depresión, bajo coeficiente intelectual y atención dispersa. Argumenta que, a pesar de ello, Kevin es afortunado por el apoyo de su familia y comunidad de fe, y que las autoridades no deberían ignorar su vulnerabilidad.
Desde una perspectiva de fe, Acebo critica que la expresión religiosa de los padres haya sido un agravante, convirtiéndolos en acusados. Afirma que es un "abuso de poder" obligar a una persona a actuar en contra de sus principios de fe.
Las consideraciones médicas son cruciales: los medicamentos prescritos a Kevin indican afecciones serias, lo que debería haberlo declarado "NO APTO" para el servicio militar obligatorio desde el principio. Acebo se pregunta en la misiva si su condición de salud lo condena a cuatro años de prisión y si esto no representa un peligro para él y para quienes lo rodean.
El escritor sostiene que el derecho a profesar creencias religiosas debería proteger a estos ciudadanos. Subraya que la fe es el último recurso de una persona y que despojar a los padres de la capacidad de defender a su hijo es "despiadado".
Finalmente, recurre a la historia cubana, mencionando a figuras como Mariana Grajales y José Martí, para ilustrar cómo la fe ha sido intrínseca a la identidad nacional y cómo este caso representa una "deshonra" y un "precedente" para actitudes discriminatorias. Acebo concluye su carta con la convicción de que "la injusticia más ligera que un país decida pasar por alto, se convierte en su mayor contrincante".
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